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Mostrando entradas de 2016

Madrid se muere por ti

Las calles de Madrid te echan de menos. La Puerta del Sol ya no luce igual. La Plaza Mayor desde aquel día es más bonita. Amanecer contigo cruzando Gran Vía no se puede explicar. Tomar café en el Barrio de las Letras. Atocha se ha enamorado de ti. La Cibeles está triste desde que ya no la miras. Callao no ha vuelto a respirar desde que te vio pasar. Opera te sigue esperando en su boca de metro. La Puerta de Alcalá ha visto en tu guiño de ojos la felicidad. El Retiro ahora que no estás, está vacío. El Palacio Real ya no parece tan grande. La calle Princesa quiere volverte a besar. Madrid quiere volver a anochecer y verte correr agarrada de la mano por sus calles. Madrid te ha visto reír y caminar sin miedo. Te ha visto feliz y guapa. Madrid se muere por ti. Sonríe.

Desapareció

La recuerdo en silencio, con cara de circunstancia y sin saber muy bien que decir. Miraba a cualquier lado y se encogía de hombros de vez en cuando. Creo que sabía lo que se le venía encima. Por lo menos se lo imaginaba. Ella no estaba preparada para pasar por esto y yo no quería asustarla, no era mi intención. Le dije que la necesitaba. Nada más, solo eso. Ella no contestó, no dijo nada. Solo bajo la mirada y no se dignó ni siquiera a cambiar mínimamente la expresión de su cara. Ni por cumplir. No hubo ninguna señal de afecto, ni un falso sentimiento. Ya no lo sentía. Se encendió un cigarro y suspiró. Yo tampoco tenía mucho más que añadir, creo que ya lo había dicho todo. Respondió que se tenía que ir, que ya nos veríamos, que me cuidara. Y por la calle principal camino del centro, a paso rápido, se marchó. Con ella y agarrada a su mano, le acompañaba a su lado cualquier esperanza que quedara de poder volver. Desapareció. Ya no valía la pena seguir intentándolo. ...

Te has puesto a bailar

Que sea de noche, las 3 o las tantas, sentado en la playa, tocando la arena, mirando las olas, fumando un cigarro. Delante tu vida, a tres metros el mar, pensando en los tuyos, imaginando que estás, que traes dos cervezas y conmigo te sientas. Cierro los ojos, los abro, me giro, te encuentro a mi lado. Te miro, mi corazón se acelera, te acercas despacio, casi no respiro. La sangre deprisa recorre mis venas, el mundo se para, me plantas un beso. Te ríes, me preguntas que tal, que qué hago aquí solo, esperarte te digo, llevo varios años. Sonríes, no puedo mentir, llevo muchos días sin verte, te he echado de menos. Te siento el aliento, tan dentro del alma. Se notan tus ganas, tu instinto me llama, la ropa molesta y no hay sueño que valga. Te apetece cantar, hoy no se duerme, es una noche especial, no me vale cualquiera. Te quiero volver a besar. Ya no estás sentada  y sobre la arena  descalza, te has puesto a bailar.

Lunes cuesta

Lunes, ya ha empezado la semana y mis ganas de correr siguen sin aparecer. No encuentro la manera de afrontarla. De verdad, no lo sé. Definitivamente, el día hoy ha podido conmigo y sin darme cuenta se me ha hecho de noche. Otro día perdido. Son las 22:43 y no tengo mucho más que hacer. Hoy no puedo más. Solo quiero descansar. Dormir. No quiero aquí a nadie. No puedo pensar con claridad. Quiero estar solo, nada más. La música no me ayuda, sino al contrarío. La televisión tampoco me vale. Hoy es todo al revés. Ni siquiera yo mismo me entiendo. Esta noche, después de todo lo único que quiero es meterme en la cama y apagar la luz. Hemos entrado en noviembre, ha llegado el frío y no hay manta que sea capaz de sustituir el calor de dormir contigo.

Mi yo compartido

No es porque seas tan como yo, sino porque eres tan conmigo .

Gracias al miedo

Ellos no eran nada. Eso decían cuando hablaban sobre su relación con los demás. Pasaban tiempo juntos, hablaban a todas horas, se contaban su vida como quién dice. Se divertían. Se echaban de menos los días que estaban solos y siempre tenían ganas de verse. De sonreír, aunque sea un rato. Estaban locos el uno por el otro. Pero les daba miedo asumirlo, por lo que pudiera pasar después, quizás miedo a un posible cambio. No se atrevían a admitir que no podían estar separados, no sabían. Cuando estaban lejos todo funcionaba peor, pero cerca, las piezas encajaban perfectamente. Se complementaban increíblemente bien. Y ya ninguno de los dos quería besos de otra boca. Cervezas, cenas, más cervezas, todo iba hacia adelante. Vivían soñando con que un día al despertar uno de los dos hubiera dado el paso y llegará ese momento en el que se sentaran a hablar delante de un café de lo que eran, de lo que querían y sentían. De toda la verdad que se ocultaba día trás día detrás de sus pantallas...

Por última vez

Empiezo dándote las gracias y ya de paso te pido perdón. Perdón por como te he tratado, por todas las veces que no he estado a la altura y por aquellas en las que ni siquiera he estado. Lo siento, lo siento por todas esas noches en las que por mi culpa has llorado, las tardes que te he dejado sola y los días que por miedo nunca aparecía. Es verdad, tienes razón, pero esta vez, por suerte no he sido yo. Has sido tú la que has decidido irte para días después querer volver, queriendo un perdón, un quédate. Una nueva oportunidad, otra más. Exigiendo que todo vuelva a ser como antes, pidiéndome que pase página rápido pero contigo, esperando que yo no me haya movido del sitio en el que la última vez me dejaste. Ojalá. Lo primero y antes de nada, reconoce que te has equivocado. Que has sido tú la que me has fallado, que las cosas han cambiado y que puede que ya nada vuelva a ser igual. Asume que los errores se pagan, que el daño ya está hecho y entiende que puede que yo ya no esté...

Todo está vacío

Y todos los días es igual. Todos los días llegando hasta el final y dándome en la frente siempre. Otro fracaso. Creyendo que esa puerta ésta vez sí que puede estar abierta, pero no. Otro día más sigue cerrada. Y yo no encuentro la llave. Ni siquiera sé realmente si la estoy buscando. Igual este no es mi sitio. Estoy demasiado cansado de seguir siempre. Cada vez más acostumbrado a tocar fondo, a vivir en él. Nadie viene y todos se van. Todo está vacío. Me he vuelto a equivocar. Necesito parar, recargar fuerzas, ganar ilusión y salir de aquí. Volver a luchar, aceptar las cosas. Irme lejos, dejar de contar con los dedos. Saber quién sí.  Elegir otra vez. Andar solo y aprender a mirar, a querer. A quererte bien. Recuperar seguridad, empezar a creer. Sobre todo en mí mismo. Parar de llorar. Levantar la cabeza. Crecer. Dejar el miedo a un lado, si es posible atrás. Seguir. Olvidar. Sonreír.  Confiar . Perdonar. Renunciar a esperar. Saber que voy a estar solo, q...

Nadie sabe

Nadie sabe que yo sí sé a que huele la luna, es más, tengo la suerte de haberla podido dar más de un beso. Nadie sabe cómo me tiemblan las piernas cada vez que veo que se mueve tu pelo. Nadie sabe cómo se para el mundo justo en ese instante en el que a dos centímetros de mi boca cierras los ojos antes de darme un beso. Tampoco saben que contigo la vida deja de ser en blanco y negro y todo empieza a verse de otro color. Nadie sabe cómo me parto en dos cada vez que lloras, ni lo bien que me siento cuando te ríes después. Nadie sabe cómo dejas a un lado tus problemas y días malos para echarte a la espalda cada una de mis noches tristes. Nadie sabe lo bien que me sienta un mordisco a tiempo ni las ganas que tengo de verte siempre. Nadie sabe la sensación que tengo al escribir esto. Nadie sabe que juntos somos más fuertes. Ni saben la velocidad que coge el corazón dentro de mi pecho ni el cosquilleo que recorre mi cuerpo cuando te acercas a mí. Nadie sabe la facilidad q...

Una vez en la vida

A lo mejor estamos todos equivocados y no sabemos nada del amor. Quizás sea algo parecido a lo que ocurre cuando dos personas inconscientes frenan un poco e instintivamente observan a su alrededor, y sin saber que se buscan, sin saber que realmente quieren, se encuentran. Dos mentes diferentes que juegan con cartas similares dentro de una misma baraja, cada uno con un As escondido en la manga, pero sin un camino recto por el que poder andar, ni siquiera un punto fijo hacia el que mirar. Siempre lo han hecho hacia un lugar cualquiera. A lo mejor, todavía no sabemos lo que se siente cuando tú eres una de esas personas que alguna vez, por casualidad o por suerte, se encuentra con una mirada así en mitad de la calle. O en medio de la vida. Quién sabe. Un aparatoso accidente, un choque frontal de ojos que con suerte trae consigo una sonrisa. Conocer esa sensación que se provoca en ti cuando te toca ésta lotería, cuyo premio resulta ser solamente una vez en la vida. Entonces ya no ha...

No hacen falta teorías

Me río yo de las teorías y los libros que hablan del amor. No existe ninguna teoría que explique lo que yo siento cuando me despierto abrazado a ti. Cuando veo desde la cama como te vistes por la mañana. La cara que pones cuando suena por tercera vez el despertador. La forma tan sutil y tan tuya, solo tuya, que tienes para echarme del colchón cuando mis "cinco minutos más "  pasan a ser veinticinco. Nadie puede escribir sobre lo que se me pasa por la cabeza cuando por el pasillo, de camino a la cocina, huele a café. Cuando entro y te veo allí, sentada con tu taza de siempre encima de la mesa. Tu sonrisa cuando en la radio suena tu canción favorita o tu cara de pena si en la televisión dicen que hoy hay malas noticias. La sensación al entrar al baño y ver tu cepillo de dientes encima del lavabo, o en la percha, tu toalla todavía mojada porque acabas de salir de la ducha. El cosquilleo en mi espalda al meterme contigo en la cama, que la almohada huela a ti y lo bien q...

¿A ti quién te salva?

Todo se basa en saber quién te espera al final de la calle con su mochila repleta de ganas y un saco lleno de abrazos. Quién te saca una sonrisa un lunes por la mañana y quién es capaz de sentarse en un bordillo un domingo tranquilamente a hablar contigo. Quién te quiere tener cerca, quién se la juega por ti y quién te busca hasta en tus días más nublados. Se trata de tener claro quién te pasa a buscar y luego de vuelta, te acompaña otra vez a casa. Quién te tiene por su centro de gravedad y para quién eres su lugar favorito. Quién te deja un hueco debajo del paraguas, quién te espera con la mesa puesta y te guarda un sitio en su sofá. Quién te llama cuando las cosas no van bien y quién piensa en ti desde la cama antes de irse a dormir. Quién te salva un día gris y se queda contigo, sin mirar el reloj, el día que tienes frío. Quién te encuentra entre sus canciones y quién se muerde el labio inferior por ti. Saber a quién puedes llamar hogar, porque es verdad, hay person...

Metido hasta el cuello

Otra noche sin dormir, he llegado a casa a las tantas de camino pensando en ti. En ti y en tu puta manía de dejar todo descolocado y a medio hacer. En la forma que tienes para desaparecer junto con la facilidad de olvidar el lugar donde guardas las ganas de volver. No entiendo la razón por la que no eres capaz de tirar de la cuerda desde la superficie cuando estoy dentro del agujero. Y además joder, sabes de sobra que metido hasta el cuello. Anoche, recuerdo que solo quería acostarme contigo y ahora daría cualquier cosa porque estuvieras aquí dormida a mi lado. Pero no estás, que putada. Hoy no es domingo, pero me he levantado con resaca de ti. Resaca de ti, y de tus besos con sabor a Beefeater limón. En mi cabeza, un huracán que a su paso me ha destrozado por dentro. Cualquier cosa en mi cuerpo menos exceso de besos. Cualquier cosa en mi cuerpo para olvidarme de ti. Pero joder, la verdad es que no puedo. La vuelta a casa ha sido triste, casi era de día, me h...

Mi mejor canción

Y aquí estás tú, en esta cama de noventa a mi lado haciéndote la dormida, que por cierto, se te da fatal, aunque creas que no me doy cuenta y nunca te lo diga. Te miro y pienso, mientras te acaricio el pelo, que todavía no soy capaz de asimilar la suerte que tengo por estar tumbado aquí contigo. Y lo feliz que soy. Y cuando abres los ojos y sonríes enfadada, te escondes rápidamente boca bajo apoyada sobre la almohada para que no te vea bien la cara, tengo claro que ya no quiero bailar con nadie más. Me invitas a desayunar en tus sábanas de cinco estrellas. El colchón, lo más parecido a un hotel de lujo, siendo tu habitación la suite imperial con vistas al balcón que forma tu pelo al rozar tibiamente el edredón. Y es que a nadie le queda tan bien la cara de recién levantada, un domingo por la mañana.

Un lugar mejor

Y si ella se va, que me lleve. Y si me tengo que ir yo, que se venga conmigo. Ojalá ese destino sea un lugar mejor, un sitio en el que haga mucho calor y en invierno también frío. Pero un frío de verdad, de los que no hay otra opción que estar juntos. Que nunca llueva el fin de semana y que ella sonría siempre las veinticuatro siete. Que a diario, todas las mañanas, entre el Sol por la ventana y por la noche, descubrir que hay una puerta invisible en el techo de la habitación que casi nadie es capaz de ver, directa hacia las estrellas con salida y llegada encima de la almohada. Ojalá aquel lugar sea una nube imperfecta en la que vivir y volar cada vez más alto, cada vez más lejos. Ojalá llegar a un lugar especial, donde no nos haga falta el dinero para sobrevivir a base de besos y cuya única preocupación sea cada día sumar uno más. Y mañana, otra vez igual. Vuelta a empezar.

Fracaso y relación

-16:40, 30 de abril de 2016- Lo he vuelto a intentar, y ha salido mal. Bueno, mejor dicho, la he cagado. Sí, otra vez. Está claro que no sirvo para tener relaciones. Esto no es lo mío. Está visto qué, por mucho que lo intente y corazón que le ponga, no va a salir bien.  Me autoconvenzo de quererlo al cien por cien, de que es ahí realmente donde quiero estar y no.  Para nada quiero eso.  Bueno, igual sí. Igual sí que quiero estar ahí. Porque claro, para algo me estoy intentando convencer de que me tiene que durar una relación. Ya ni siquiera hablemos de que salga bien. Eso ya para la siguiente, de momento que dure. A lo que íbamos, no tendría sentido hacer todo eso, si luego yo resulta que no quiero una relación. Entonces la quiero. Sí. Vale, bien, eso ya lo tenemos claro. Llegados a este punto, teniendo en cuenta y dejando bien claro que nunca he estado en una relación formal ponga lo que ponga de aquí al final del texto, la pregunta es muy sencilla: ¿por q...

Ya no es una niña

Y de la noche a la mañana crecío, ya no era una niña. Dejó atrás el instituto, llegó el primer año de universidad y con ello desapareció el volver pronto a casa los días que salía de fiesta. Empezó la época de comerse la cabeza por algún que otro chico, de estar insoportable por los exámenes y de las discusiones en casa debido a sus constantes cambios de humor.  Los miércoles de cine, los cubos de seis botellines los viernes y el ron peleón de los sábados empezaron a estar cada vez más presentes .  Aparecieron las resacas los domingos y los primeros viajes y vacaciones de verano. Cambió de amigas, varias veces, incluso cuando no era culpa suya. Demasiados líos y problemas que al final la acababan afectando a ella. Hasta que por fin encontró un grupo en el que poder ser ella misma. Sus niñas, decía siempre que las mencionaba. Se notaba que las quería mucho, sobre todo en la sonrisa de oreja a oreja que se le dibujaba incoscientemente en la cara cuando hablaba de ellas. ...

Justo antes del principio

Hoy me he dado cuenta de que cuando llega el final y todo se acaba, descubres que lo que realmente echas de menos, no es aquello que tenías y ahora has perdido, sino todo eso que pasó justo antes de empezar. Hablo de ese momento en el que arranca el tren y todo se pone en marcha y llegan los primeros besos, los primeros mensajes, las primeras conversaciones hasta tarde, las primeras dudas e inseguridades, los primeros celos, nervios y miedos. Las primeras veces compartiendo cama juntos en una de las dos casas y cualquier sábado tonto encontrarse sin querer en el bar de siempre rodeados de amigos. Y eso ya jamás vuelve. Por mucho que quieras y corazón que le pongas, podrá haber muchas segundas y terceras oportunidades y muchos volver a empezar, pero ya nunca más será igual. Podrá repetirse mil veces, pero será simplemente otro capítulo seguido en aquel libro que un día dejasteís ahí a un lado aparcado sin saber que aún no estaba terminado. Nunca volvereís a la linea de salida, s...

Mi ubicación

Compartir almohada, emborracharse un martes y ver por primera vez el mar. Amanecer en la playa, patearse París y hacerse una foto en Gran Vía. Nadar en un río, graduarse en segundo y montar en barco. Ir a una isla, esquiar en Andorra y comer kebab. Despertarse en la playa, entretenerte en la ducha y cerrar un bar. Aprender un idioma, montar a caballo y no saber cocinar. Perder un tren y coger el siguiente. Enamorarse, estudiar el día antes y llegar a casa haciendo eses. Ojalá poder ir a trabajar un año a Londres. Navidades en familia, recorrer Praga y visitar Budapest. Ahorrar para el verano y apostar al Madrid. Romper una tele, tener un gato y que te echen de un cine. Poner tijera, y que siempre salga piedra. Enviar una carta, regalar flores y escribir sobre ti. Vacaciones en el pueblo, un café por la tarde y que empiece a llover. Que te pillen robando pipas, una Mahou fresquita y almorzar tortilla. Dormir un par de horas, olvidar una cita y perder al Parchís. Jugar a los dardos,...

Empieza por A

Ella, es de esas chicas que cuando te cruzas por la calle no puedes evitar girarte y esperar viendo como se aleja con prisa. Tiene algo especial, es una chica peligrosa. Su bolso cargado en el brazo con sus más de ciento veinte manías. El lunar en su mejilla, su tatuaje detrás de la oreja y su pelo alborotado la hacen aún más bonita. No te imaginas la vergüenza que pasa cuando se siente observada. Un poco tímida, pero solo hasta que coge confianza. Se la nota en la cara cuando tiene sueño. Nació ya cansada, dice. Muy de leer a Defreds, escuchar Sidecars y volver a casa casi siempre en bus. Se pasa parte de los días tirada en el sofá, aburrida sin hacer nada. A veces también estudia. La otra parte imaginando películas y cambiando las letras a las canciones, sobretodo cuando está en la ducha. Odia los martes, aunque creo que ahora un poquito menos. Suele llorar alguna vez, y aunque dice que tiene muy mal genio, lo tiene bastante bien escondido. Ojalá pudiera viajar. Si f...

Estrella

Apareces cualquier noche, me lías y me quedo. Tú no te das cuenta pero se me cae el mundo encima si te veo en un bar saltando y cantando " Princesas ". Despeinada, tu rubia en la mano y mil ganas de fiesta. Bailando, tan guapa y con el pelo en la cara. Un poco borracha y a tu puta bola sin enterarte de nada. Te acercas a la barra, me encuentras con tu mirada. Hoy traes de casa puestos esos ojitos de chica mala, y la intención, de sobra se te nota en la cara. Me buscas a mí, me dices algo casi al oído mientras bebes de tu botellín. Sonríes a diez centímetros, y queriendo me plantas un beso. Pide otra cerveza...

Días contados

Tu foto colgada en la pared sigue siendo lo primero que veo cuando me despierto. Bonita forma de empezar el día, creo. Un mensaje tuyo de "buenos días feo" en un Post-it pegado en la tercera balda de la estantería es lo segundo. En mi escritorio tu bolígrafo azul de la suerte, aquel de la tapa mordida. En mi mesilla, un despertador sin pilas que te devolveré algún día. Y en la pizarra blanca que cuelga del lateral del armario, un dibujo con tu nombre pintado. Tengo guardados en una caja vieja de zapatos, en el segundo armario, todos los recuerdos contigo. Alguna que otra carta a medias sin acabar. Que la verdad no tengo pensado terminar. Un disco de Sabina, una barra de Cacao y una foto de carnet en la que sales sonriendo. Un libro de Carlos Salem dedicado, tropecientas películas y algún que otro CD regrabable. En el cajón de la habitación, un par de medias nuevas y una goma de pelo negra que perdiste en mi cama. Medio bote de colonia, un pintauñas rojo y tu cepill...

Tiempo

Por primera vez he aprendido a ir despacio. Siento que ahora, no hace falta correr para llegar bien. Que la cerveza me sabe mejor contigo y que la distancia se mide en apenas centímetros. Y ojalá nunca fueran más de dos. No me importa andar, aunque sea lejos, donde quieras, me da igual. Que además, el camino ya me lo conozco de sobra, y me gusta. Y que cuando quieras nos vamos, a cualquier otra parte, ya sabes. He encontrado el calor que hay debajo de un paraguas, el frío en la calle de madrugada y algún lunes que no me importa madrugar. Ahora sé que no hay mejor lugar para pasar el domingo que entre tu pelo y tu hombro escondido. Que la solución a mis problemas pasa porque aparezcas con ganas de mantenerme arriba, cuando el mundo se me echa encima. He descubierto que el tiempo se mide en instantes fugaces, en fracciones de segundo, en momentos que marcan, en recuerdos grabados y no en el reloj de pulsera que llevas atado en la muñeca. Que a veces la respuesta está en fre...

La chica adecuada

Hace ahora un par de semanas, te dije, en un resumen improvisado casi de madrugada, que era la primera vez que me sentía tan a gusto con una persona. Que realmente estaba bien contigo y que eras increíble. Que tenías ese algo especial del que mucha gente carece. A mi nunca me ha gustado catalogar o definir las cosas por tiempo transcurrido en un calendario, sino que siempre he preferido hacerlo por frecuencia e intensidad. Aunque todavía no ha pasado mucho tiempo, tengo claro que es aquí donde quiero estar, pero de verdad. Y es que tras muchos capítulos de relaciones abocadas al fracaso, tras empeñarme en querer encontrar a alguien con quien poder tener algo. Me cansé. No he querido nunca que fuera la persona perfecta vaya, sino en definitiva, la chica adecuada. Recuerdo que en la televisión escuché una vez a alguien decir que por mucho que nos empeñásemos en buscar la felicidad, era ella quien tenía que encontrarnos a nosotros. Y así ha sido, hace menos de un mes, la felic...

Modo repetición

Se han acostumbrado a echarse de menos entre semana. Incluso a veces varios meses. Están lejos, cada uno en una ciudad y en distinta cama. Sus besos saben a distancia, sus polvos a billetes de tren. Que por desgracia, siempre son con vuelta. Sus noches recuerdan a domingos vacíos y a fotos sin ropa. A pedir para cenar el menú del kebab para uno y a conversaciones por Skype antes de irse a dormir. Para ella: De camino a Madrid, en sus cascos siempre suena Izal y en el bolso, un libro de Loreto Sesma. El pelo impecable, normalmente planchado y en la cara, un poco de antiojeras para intentar disimular. Sus ganas intactas, como el primer día. Próxima parada, " Madrid Chamartín" , y en su sonrisa la cara de un niño recién levantado el día de su cumpleaños. Para él: Medio bote de colonia encima y al contrario que ella, el flequillo hacia un lado despeinado. El pelo no le resulta apenas importante. En cambio, sí ponerse su camisa f...

No es malo estar solo

Y es que tengo un problema. No es que nadie me guste, es que no ha llegado nadie igual. Todavía nadie ha sido capaz de llenar este vacío que al irte, en mi vida dejaste. No me quiero conformar con alguien que no ha podido remplazar tu lugar, que no sabe como ocupar tu hueco en el sofá. Que no me besa igual, ni sus abrazos me salvan los días grises. Nadie ha estado a la altura. Por eso mismo y en vista de está situación, prefiero no estar con nadie. No es malo estar solo. La cama se hace más grande y debajo del paraguas te mojas menos. No tienes discusiones y nunca hay planes con nadie a medio día. Nada de compartir almohada y las tardes de domingo siempre las tienes libres. Cocinar para uno y a la hora de la siesta nunca hay fiesta. Noches frías sin compañía y dejar atrás todos esos besos y paseos por cualquier calle del centro. Nada de querer a diario y constantemente infravalorar al amor por no haberlo encontrado. O por haberlo tenido y ahora haberlo perdido. No sé. No e...

Fuimos todo

Fuimos otoño y verano. Fuimos ley antitabaco y demasiado alcohol. Fuimos aquel tren que siempre espera en el segundo andén. Un desvío en la autovía, dirección tu habitación. Fuimos algo impar. Fuimos carrera, y siempre en tus medias. Fuimos teatro e interrogatorio en primer grado. Fuimos el sofá cama roto del salón. Fuimos un atasco en una carretera hacia las afueras. A veces fuego, otras no estabas. Muchas ni siquiera se te esperaba. Fuimos escapar. Fuimos tres llamadas antes de cenar. Fuimos volver a casa. Una película de Tarantino. Fuimos correr y llegar a la vez. Fuimos despedirnos varias veces. Fuimos irnos sin saber que no habría próxima vez. Fuimos un viaje de ida y vuelta. Fuimos un Post-it pegado en la nevera recordándome que aquella noche comprase vino y cena. Fuimos (de)presión, post-vacacional y contra la pared. Fuimos el ruido del somier. Un vaso de cristal en el suelo roto y tú y yo, los trozos de una foto. Los restos de lo que aún queda de nosotros. Fuimos herida. ...

Primera parte

Acostumbrado a llegar siempre tarde, esta vez tenía que ser puntual. Había que causar buena impresión. Por eso intente ponerme lo más guapo y decente posible. (Una camisa bien planchada y los pantalones nuevos) Aunque de donde no hay, no se puede sacar. Ella apareció también a la vez, en aquella céntrica plaza de la ciudad en un punto intermedio. Yo tenía los nervios del primer día y aunque no hacía demasiado calor, en aquel momento me sobraba el abrigo. Miradas a lo lejos, un qué tal y dos besos. Una terraza, en alguna bocacalle perdida cerca del centro. Un par de cervezas, aunque la tuya con limón. No me dejas pagar y esta vez invitas tú. En frente de nuestra mesa, un niño se tropieza y una niña baila feliz con la música de su móvil. Se te escapa una sonrisa. Me enciendo un cigarro. Eso ya te gusta menos y frunces el ceño. Te duele un poco la espalda y te quejas. Es domingo y estás cansada, se te nota en la cara. Culpa de la primavera. Momento de silencio, pero no incómodo...

Heridas

Y cuando por fin me estaba acostumbrando a las heridas de mis labios. Heridas que odio tanto, descubrí que no eran las únicas que en mi cuerpo había. Que de todas las que tenía, las tuyas eran las que más me dolían. Como dice Irene X, heridas que salvan vidas y huelen genial. Heridas que te arreglan los días y saben a coco. Heridas que te cuidan y te pasan a buscar. Heridas que te abrazan por detrás y sin hablar, te quitan el frío. Heridas que son trece y acaban en viernes. Heridas grabadas a fuego que te guardan un sitio y tienen nombre y apellido. Heridas que no ponen título ni mandan ubicación.

Piedra, papel o tijera

Hoy es una de esas noches en las que no puedo dormir y aunque estoy cansado, tampoco quiero. Veo pasar las horas en el despertador gris que tengo encima de la mesa mientras me como, de nuevo, las páginas de algún libro. (Que probablemente no sea mio)  También la cabeza. Llevo un par de horas pensando y no saco nada en claro. Entre página y tanto, veo que el cuadro que protege la orla de aquella clase está torcido y que la ropa está entre el suelo y la silla repartida. Otra noche más que acaba igual. Demasiadas noches ya. Son casi las tres de la mañana.  Demasiadas noches que me acuerdo de ti. Pero ya no te quiero. Eso lo sé, por lo menos vamos bien. Demasiadas noches sin saber nada. Sin querer siquiera que lo haya. O sí, no lo sé todavía. Qué más da. Si en el fondo me da igual, ya no me importa. ¡Qué le den al amor! ¿Qué es eso? ¡No lo quiero!  No me sienta demasiado bien el amor de después de comer. Mejor de vez en cuando, incluso una vez al mes. Nad...

Huida compartida

A grandes pasos, con algo de prisa pero despacio. Íbamos subiendo como en un ascensor, me refiero, ésta vez era en tu colchón. De repente, en aquel tercero sin escalera con ventana a un patio interior, sin a penas darme cuenta nuestro avión despegó. Botón de emergencia. Una luz se encendió. En la terminal de tu habitación, allí mismo, el amor junto al espejo nos encontró. Miércoles, recuerdo desde el cabecero de tu cama, última llamada. Un billete sin fecha de caducidad con asientos para dos. Fila 1. Tú y yo. Destino: huida compartida. Plan sencillo, toca improvisar. Embarcar en un viaje de ida. Y sin vuelta establecida.

Calendario

Subir contigo la cuesta de enero, comerte a besos en febrero, amanecer a tu lado en marzo y acariciar tus piernas en abril. Hacerte el amor en mayo, recorrer tu espalda en junio, echarte de menos en julio y en agosto, ver el mar desde el sofá. Volver otra vez en septiembre, octubre triste y sin ropa, en noviembre viajar por tu cuello y en diciembre pasar contigo el invierno.

Guerra fría

Supongo que era mejor dejarlo así. Hemos comprobado y de qué manera que no podemos estar juntos. Y por lo que parece ahora, tampoco separados. Pues tú dirás que hacemos porque esto ya se empieza a complicar. Más aún. Sí. Yo necesito salir de aquí y tú descansar. En el fondo, siempre hemos buscado parar. Es necesario corregir y arreglar, no digo aprender, porque a querernos sabemos y de sobra. Sino comprender que somos distintos. Que ni buscamos ni queremos lo mismo. Se trata de encontrar la mejor manera de complementarnos sin hacernos daño. Un pulso vencido de antemano. Una guerra fría  antes de meternos juntos en el baño.

Imagínate volver

Te has ido, has decidido abandonar y alejarte de todo esto. Alejarte de mí. Pienso que no es porque no me quieras, aunque te cueste trabajo demostrármelo en muchas ocasiones, sino que te da miedo. Te da pánico realmente, aunque todavía no sé muy bien el qué. Quizás sea ese miedo a no estar a la altura, a que descubra cómo eres, que encuentre ese doble fondo que tienes y no me guste. Igual no quieres que me de cuenta de que no eres alguien de quien merece la pena enamorarse. Alguien a quien no merece la pena querer. Alguien por quien arriesgar sea retroceder, dar dos pasos hacia atrás y no avanzar. Puede que sea miedo a sufrir, a pasarlo mal, no lo sé. Tranquila, con eso también vivo yo y mira, aquí estoy de nuevo, otra vez metido hasta el cuello. Porque en esto para mí no apostar por ti, es directamente perder. Estoy seguro que después de todo he conseguido llegar a tocar debajo de esa coraza de tipa dura que llevas puesta, esa lugar que escondes ahí donde casi nadie es capaz de l...

Gracias por leerme

Quería hacer una pequeña introducción para ponerla de inicio en el perfil de mi Blog. Y que mejor ocasión que dedicarlo a vosotros, los que me acompañáis y apoyáis en esto. Quiero que sea algo breve, aunque no sé muy bien por donde empezar. Así que, qué mejor manera que hacerlo por el principio. Gracias por leerme. No sé todavía muy bien porqué motivo, pero me sorprende mucho que lo hagáis, más aún que os guste y os sintáis identificados con algo que ha salido de mí. Tanto de mi imaginación como basado en hechos que me han ido sucediendo a lo largo de estos años. Experiencias que he vivido e historias que me hubiera gustado vivir, claro. También hablo de sentimientos, de como me he sentido en algún que otro momento. Todo aquello que ronda en mi cabeza, vaya. E incluso a veces también de experiencias e historias ajenas a mi, sino de personas cercanas y demás. Solo quería deciros que aunque somos pocos los que, de momento, leemos éstos fragmentos y p...

Bipolar

Y tú, que quieres la tierra sin ofrecer nada a cambio y me pides el cielo, sin mover ni un dedo. Quisiera poder seguir tus pasos, ser capaz de aguantarte el ritmo. Valer para esto. Me conformo incluso con ir detrás. Aunque eso no siempre indique avanzar. Un constante subir y bajar. Conseguir entenderte cuando ni siquiera tú misma lo haces. Ojalá. Que hoy todo está bien y es paz, pero mañana me declaras sin tregua una guerra. Que de primeras tenemos ganada. Quieres verme, pero te vuelves a enfadar. Me echas todo en cara y te vas. Ayer me pides que me quede a vivir en tu espalda, que no me vaya. Pero luego no llamas ni me hablas. Al día siguiente empiezas no queriendo saber de mi nada, para después no dejarme salir de la cama. Lo mismo quieres que te abrace, como me echas a patadas de tu casa.

Tanta tontería me cansa

Y no sé porqué pero he llegado a un momento en mi vida, en el que ahora me encuentro, que ya no tengo cuerpo para aguantar más bobadas. Me resulta algo irritante relacionarme con algunas personas y otras no llaman para nada mi atención. No despiertan mi interés vaya. Me resbalan bastante aquellos que un día estuvieron a mi lado, acompañando y alegrando mis tardes y ahora ya nada, es más, muchos ni siquiera saludan por la calle. A muchos he visto agachar la cabeza o sacar el móvil intentando disimular. Ya ves tú que problema. Bendito problema. No me voy a molestar en mencionar porque no me caben en los dedos de las manos la cantidad de gente que conozco a la que solo le importa quedar bien, aunque realmente sea mentira. Feo gesto donde les haya. No quiero a mi alrededor a nadie así. Pretendo que los míos sean sinceros, casi siempre justos conmigo y a veces algo críticos. Que me corrijan y se cabreen, que me ayuden, que me hagan razonar y con ello pensar las cosas dos veces. En oc...

Veinte razones

La noche se echó encima. Y yo, me puse debajo. Luego de pie. Y también de lado. Las paredes sudaban. Tus piernas temblaban. Tu pecho, en mi cuerpo pegado. Viendo Venecia en un cuadro. Juntos bailando. En italiano soñando. Tu espalda mojada. En tu cuello espirando. La persiana bajada. Y las medias rasgadas. El pintalabios tirado. Tu pelo en mi mano. La otra, con fuerza apretaba. En la cama jugando. En tu cadera las ganas. Y en el suelo tus bragas.

Se acabó el invierno

Película en el DVD y no sé ni para qué. No estábamos aún en la mitad y ya nos molestaba la ropa. Palomitas con mantequilla y Nestea del Mercadona. Recuerdo, era sábado y se nos hacía de noche. La televisión era lo de menos. Aquel día, no hubo mejor fiesta que tú y yo entre las sábanas. Nos sobraba el edredón y nos faltaba el aire. Los mejores principios suelen empezar, casi siempre, en un portal. Aunque en nuestro caso, resultó ser en mi sofá. Fumaste de mi cuerpo hasta colocarte. Yo, bebía del tuyo hasta conseguir emborracharme. Y juntos, nos comimos por partes hasta quedarnos sin hambre. Cuando sonreías, se paraba el mundo y no salía ningún tren. En aquella estación, esquina izquierda del salón, no había horarios. Solo calor. No hay abrazo que no arregle un día triste, ni sudor que no empañe un espejo. Se acabó el invierno.   Dejó de hacer frío. Y con ello, se marchó por donde había venido.

La chica cocodrilo

Podría escribir un libro entero hablando de ella y de lo mucho que la gusta leer a Irene X. De la forma tan rara que tiene de sentarse con las piernas cruzadas encima del sofá. Su manera inconsciente de sacar la lengua cuando escribe. El culo tan bonito que la hacen esos pantalones, que hace un par de meses se compró en rebajas. Nunca ha sido mucho de vestir de marca.  Su manía de no conformarse y su inseguridad disimulada bajo unas gafas de sol. Sus ganas de bailar desnuda al salir de la ducha, por toda la casa, escuchando a Lori Meyers. Sus ojeras de casi no dormir por pensar y el natural de su cara sin maquillar cualquier día entre semana. La pierde cualquier cosa con queso. Lo nerviosa que la pone quedar con chicos. Lo poco que la duran los enfados y lo mal que se la da mentir. No sabe casi dibujar, pero la da igual. La fuerza de voluntad que saca para estudiar. Prefiere terminar las noches viendo amanecer antes que llegar pronto a casa. La vergüenza que la da ser el centr...

Todo a la improvisación

No sé si es que sabes dónde hacer daño o que cada vez que me tocas tú, me duele. Últimamente y desde que te llamo suerte, la tostada no se me cae por el lado de la mermelada. Ya no me levanto nunca con el pie izquierdo y las fotos desde mi perfil malo, me gustan más. El vecino del 4° me parece cada día más majo. Le estoy cogiendo el gusto a esperar a que suba el ascensor y perder un bus ya no es un motivo para enfadarme. Las canciones me suenan mejor desde tu móvil. El jersey negro me queda mejor y esos zapatos ya no me hacen tanto daño. Si hace frío, Cola-Cao. Si llueve, película en casa. Planes de fin de semana el sábado a las cuatro y cuarto de la mañana, borrachos en la barra de un bar. Ron y besos entre tragos y excesos. Tabaco y hielos, Tequila y limón. Brindemos por nosotros. He aprendido a vivir sin manuales, no me gustan las instrucciones. Prefiero saltarme lo establecido y seguir mi propio instinto. Nada de planear algo serio, la clave está en improvisar. Fumar d...

Casi siempre aleatoria

Una tarde encerrado en casa, me di cuenta de que ya no lo siento. Has pasado a un segundo plano. Un lugar especial donde guardo los recuerdos del pasado. Los que no me importan, claro. Ya no tengo la necesidad de mirar para a otro lado si me cruzo contigo por la calle. Para nada me sorprende que no aparezcas en mis últimas conversaciones. Queda lejos la época de estar en la lista de llamadas perdidas. Sé que has vuelto a fumar. Pasamos de compartir almohada, a no poder ni sentarnos juntos en una ridícula mesa de biblioteca. De querer quedarte con mis sudaderas a ni siquiera verte los sábados por el centro, ahora eres más de ir al cine. Cenar por ahí los domingos y emborracharte los jueves con tus amigas de clase. Descubrí que aquella canción que escuchábamos tú y yo, ya no significa nada, ahora solamente es la pista 106 de una lista de reproducción. Casi siempre aleatoria. He visto que por fin me has desbloqueado. Imagino, estás con alguien. Las fotos en tu perfil no mienten, n...

Como si no me importaras

Te pones mi camisa arrugada, tres botones abrochada  y descalza,  desfilas por el pasillo cantando  Izal  como si aquel pasillo fuera eterno. Como si no hubiera resaca, como si el ron nos sobrara. Como si no hubiera humo en la habitación y tu ropa no estuviera por ahí amontonada. Como si no fuera una putada cada vez que te enfadas y me apartas la mirada. Como si no me fijara en tu nariz, después de desayunar, de café manchada. Como si el vino no pegara. Como si no me gustara esa marca del cuello que tapas con el pelo. Como si nunca viera lo guapa que estás al salir de casa. Como si no me importaras.