Te pones mi camisa arrugada, tres botones abrochada
y descalza,
desfilas por el pasillo cantando Izal
como si aquel pasillo fuera eterno.
Como si no hubiera humo en la habitación y tu ropa no estuviera por ahí amontonada.
Como si no fuera una putada cada vez que te enfadas y me apartas la mirada.
Como si no me fijara en tu nariz, después de desayunar, de café manchada.
Como si el vino no pegara.
Como si no me gustara esa marca del cuello que tapas con el pelo.
Como si nunca viera lo guapa que estás al salir de casa.
Como si no me importaras.
Comentarios
Publicar un comentario