Ir al contenido principal

Todo a la improvisación


No sé si es que sabes dónde hacer daño o que cada vez que me tocas tú, me duele.

Últimamente y desde que te llamo suerte, la tostada no se me cae por el lado de la mermelada. Ya no me levanto nunca con el pie izquierdo y las fotos desde mi perfil malo, me gustan más. El vecino del 4° me parece cada día más majo. Le estoy cogiendo el gusto a esperar a que suba el ascensor y perder un bus ya no es un motivo para enfadarme. Las canciones me suenan mejor desde tu móvil. El jersey negro me queda mejor y esos zapatos ya no me hacen tanto daño. Si hace frío, Cola-Cao. Si llueve, película en casa.

Planes de fin de semana el sábado a las cuatro y cuarto de la mañana, borrachos en la barra de un bar. Ron y besos entre tragos y excesos. Tabaco y hielos, Tequila y limón.
Brindemos por nosotros.

He aprendido a vivir sin manuales, no me gustan las instrucciones. Prefiero saltarme lo establecido y seguir mi propio instinto. Nada de planear algo serio, la clave está en improvisar.

Fumar de liar, la cerveza sin limón y el ron con naranja. Jamón y queso, la música a tope y el sexo sin amor. Los macarrones con tomate, el chocolate con leche y la pizza sin piña. Viernes en el bar, sábados de fiesta y llegar siempre tarde. Las fotos sin filtros y los cinco minutos de más un lunes por la mañana. Besos a cartón y comer despacio. Estopa en el coche, el domingo en la cama y el café contigo.

Eres la cosa más importante que tengo
y la siguiente no se acerca ni de lejos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Días contados

Tu foto colgada en la pared sigue siendo lo primero que veo cuando me despierto. Bonita forma de empezar el día, creo. Un mensaje tuyo de "buenos días feo" en un Post-it pegado en la tercera balda de la estantería es lo segundo. En mi escritorio tu bolígrafo azul de la suerte, aquel de la tapa mordida. En mi mesilla, un despertador sin pilas que te devolveré algún día. Y en la pizarra blanca que cuelga del lateral del armario, un dibujo con tu nombre pintado. Tengo guardados en una caja vieja de zapatos, en el segundo armario, todos los recuerdos contigo. Alguna que otra carta a medias sin acabar. Que la verdad no tengo pensado terminar. Un disco de Sabina, una barra de Cacao y una foto de carnet en la que sales sonriendo. Un libro de Carlos Salem dedicado, tropecientas películas y algún que otro CD regrabable. En el cajón de la habitación, un par de medias nuevas y una goma de pelo negra que perdiste en mi cama. Medio bote de colonia, un pintauñas rojo y tu cepill...

Cuídame

Cuídame bien, no dejes nunca que me pierda. No permitas que un día me vaya en busca del calor que contigo no he encontrado. Quiero que me dejes dudar, tengo mi derecho, igual que tienes tú el tuyo. Pero no dejes que me lo piense dos veces, porque puede que elija el fallo. No dejes que me vaya. Cuídame mucho, pero deja que me equivoque y dame luego la posibilidad de arreglarlo. No dejes que me aleje de ti, no dejes que esto salga mal, por favor, no quiero que llegue el momento de tener que recoger mis cosas e irme de aquí. Y si fuera así, tampoco te olvides de mí. Cuídame. Quiero que estés conmigo, que me tengas a mí. Que presumas de nosotros, de lo que somos y de lo que hemos conseguido. Y antes de dejarme ir, recuerda lo que hemos sido. Cuídame, juegatela, apuesta por todo, que te va a salir bien. Estoy seguro. Cuídame de verdad, porque yo ya no sé ser de otra manera. No dejes nunca de necesitarme. No te permitas el lujo de pedirme otra oportunidad, no quiero que eso ...

Hace un año

Empezamos el año pisando juntos la nieve, pasando frío abrazados y haciendo una foto para la posteridad tras varias copas de más. Después seguimos mojados aguantando sobre el barro cada una de las embestidas, que dejan entre los charcos, los restos de cualquier temporal. Bajo un paraguas de llanto y un cristal empañado fuimos jugando a hacernos los fuertes buscando un descanso. No teníamos ni idea. Fuimos andando sobre los pasos que un día, nos habían enseñado a seguir peleando. Tocamos juntos la arena, también juntos el mar. Aquel día comprendimos que habíamos ganado. Dormíamos a los pies de un acantilado y las cervezas caían en el balcón justo a la hora a la que se acostaba el sol. Cantábamos, jugábamos, reíamos, llorábamos. Estábamos dónde queríamos estar, solo nos preocupaba seguir respirando. Sinceramente, no éramos conscientes de lo que estábamos creando. Hemos alcanzado cada una de las metas que nos habíamos marcado. Y ahora solo tengo clara una cosa,...