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Mostrando entradas de abril, 2016

Heridas

Y cuando por fin me estaba acostumbrando a las heridas de mis labios. Heridas que odio tanto, descubrí que no eran las únicas que en mi cuerpo había. Que de todas las que tenía, las tuyas eran las que más me dolían. Como dice Irene X, heridas que salvan vidas y huelen genial. Heridas que te arreglan los días y saben a coco. Heridas que te cuidan y te pasan a buscar. Heridas que te abrazan por detrás y sin hablar, te quitan el frío. Heridas que son trece y acaban en viernes. Heridas grabadas a fuego que te guardan un sitio y tienen nombre y apellido. Heridas que no ponen título ni mandan ubicación.

Piedra, papel o tijera

Hoy es una de esas noches en las que no puedo dormir y aunque estoy cansado, tampoco quiero. Veo pasar las horas en el despertador gris que tengo encima de la mesa mientras me como, de nuevo, las páginas de algún libro. (Que probablemente no sea mio)  También la cabeza. Llevo un par de horas pensando y no saco nada en claro. Entre página y tanto, veo que el cuadro que protege la orla de aquella clase está torcido y que la ropa está entre el suelo y la silla repartida. Otra noche más que acaba igual. Demasiadas noches ya. Son casi las tres de la mañana.  Demasiadas noches que me acuerdo de ti. Pero ya no te quiero. Eso lo sé, por lo menos vamos bien. Demasiadas noches sin saber nada. Sin querer siquiera que lo haya. O sí, no lo sé todavía. Qué más da. Si en el fondo me da igual, ya no me importa. ¡Qué le den al amor! ¿Qué es eso? ¡No lo quiero!  No me sienta demasiado bien el amor de después de comer. Mejor de vez en cuando, incluso una vez al mes. Nad...

Huida compartida

A grandes pasos, con algo de prisa pero despacio. Íbamos subiendo como en un ascensor, me refiero, ésta vez era en tu colchón. De repente, en aquel tercero sin escalera con ventana a un patio interior, sin a penas darme cuenta nuestro avión despegó. Botón de emergencia. Una luz se encendió. En la terminal de tu habitación, allí mismo, el amor junto al espejo nos encontró. Miércoles, recuerdo desde el cabecero de tu cama, última llamada. Un billete sin fecha de caducidad con asientos para dos. Fila 1. Tú y yo. Destino: huida compartida. Plan sencillo, toca improvisar. Embarcar en un viaje de ida. Y sin vuelta establecida.

Calendario

Subir contigo la cuesta de enero, comerte a besos en febrero, amanecer a tu lado en marzo y acariciar tus piernas en abril. Hacerte el amor en mayo, recorrer tu espalda en junio, echarte de menos en julio y en agosto, ver el mar desde el sofá. Volver otra vez en septiembre, octubre triste y sin ropa, en noviembre viajar por tu cuello y en diciembre pasar contigo el invierno.

Guerra fría

Supongo que era mejor dejarlo así. Hemos comprobado y de qué manera que no podemos estar juntos. Y por lo que parece ahora, tampoco separados. Pues tú dirás que hacemos porque esto ya se empieza a complicar. Más aún. Sí. Yo necesito salir de aquí y tú descansar. En el fondo, siempre hemos buscado parar. Es necesario corregir y arreglar, no digo aprender, porque a querernos sabemos y de sobra. Sino comprender que somos distintos. Que ni buscamos ni queremos lo mismo. Se trata de encontrar la mejor manera de complementarnos sin hacernos daño. Un pulso vencido de antemano. Una guerra fría  antes de meternos juntos en el baño.

Imagínate volver

Te has ido, has decidido abandonar y alejarte de todo esto. Alejarte de mí. Pienso que no es porque no me quieras, aunque te cueste trabajo demostrármelo en muchas ocasiones, sino que te da miedo. Te da pánico realmente, aunque todavía no sé muy bien el qué. Quizás sea ese miedo a no estar a la altura, a que descubra cómo eres, que encuentre ese doble fondo que tienes y no me guste. Igual no quieres que me de cuenta de que no eres alguien de quien merece la pena enamorarse. Alguien a quien no merece la pena querer. Alguien por quien arriesgar sea retroceder, dar dos pasos hacia atrás y no avanzar. Puede que sea miedo a sufrir, a pasarlo mal, no lo sé. Tranquila, con eso también vivo yo y mira, aquí estoy de nuevo, otra vez metido hasta el cuello. Porque en esto para mí no apostar por ti, es directamente perder. Estoy seguro que después de todo he conseguido llegar a tocar debajo de esa coraza de tipa dura que llevas puesta, esa lugar que escondes ahí donde casi nadie es capaz de l...

Gracias por leerme

Quería hacer una pequeña introducción para ponerla de inicio en el perfil de mi Blog. Y que mejor ocasión que dedicarlo a vosotros, los que me acompañáis y apoyáis en esto. Quiero que sea algo breve, aunque no sé muy bien por donde empezar. Así que, qué mejor manera que hacerlo por el principio. Gracias por leerme. No sé todavía muy bien porqué motivo, pero me sorprende mucho que lo hagáis, más aún que os guste y os sintáis identificados con algo que ha salido de mí. Tanto de mi imaginación como basado en hechos que me han ido sucediendo a lo largo de estos años. Experiencias que he vivido e historias que me hubiera gustado vivir, claro. También hablo de sentimientos, de como me he sentido en algún que otro momento. Todo aquello que ronda en mi cabeza, vaya. E incluso a veces también de experiencias e historias ajenas a mi, sino de personas cercanas y demás. Solo quería deciros que aunque somos pocos los que, de momento, leemos éstos fragmentos y p...

Bipolar

Y tú, que quieres la tierra sin ofrecer nada a cambio y me pides el cielo, sin mover ni un dedo. Quisiera poder seguir tus pasos, ser capaz de aguantarte el ritmo. Valer para esto. Me conformo incluso con ir detrás. Aunque eso no siempre indique avanzar. Un constante subir y bajar. Conseguir entenderte cuando ni siquiera tú misma lo haces. Ojalá. Que hoy todo está bien y es paz, pero mañana me declaras sin tregua una guerra. Que de primeras tenemos ganada. Quieres verme, pero te vuelves a enfadar. Me echas todo en cara y te vas. Ayer me pides que me quede a vivir en tu espalda, que no me vaya. Pero luego no llamas ni me hablas. Al día siguiente empiezas no queriendo saber de mi nada, para después no dejarme salir de la cama. Lo mismo quieres que te abrace, como me echas a patadas de tu casa.