Viernes por la noche, acaba la semana. Llego a casa, una ducha rápida y me preparo.
Pantalones pitillos, la camisa del Pull, una chaqueta y las deportivas nuevas. El tupé bien peinado y esa colonia que tanto me gusta.
Sí, esta noche he quedado con ella, en un bar.
Joder, y media pasadas, siempre llego tarde.
Un par de cervezas por el centro y unas cuantas sonrisas.
Sonrisas en la barra de algún bar. De esas que te quitan el sueño, ya sabes.
Y besos, muchos besos.
Comernos en cualquier rincón de camino a tu casa. Buscarte las cosquillas.
Estabas impaciente, me metías mano en tu portal, el ascensor solo fue el principio.
Te conozco y sé que los besos en el cuello son tu debilidad. Te quito la blusa mientras tú me desabrochas los botones de la camisa.
Me muerdes, tanto que me encanta. Te arranco el sujetador, me bajas los pantalones.
Estás en el sofá, yo en el suelo de rodillas. Me pierdo entre tus piernas.
Estás muy nerviosa, y resoplas varias veces. —No pares, por favor— me dices continuamente.
Pantalones pitillos, la camisa del Pull, una chaqueta y las deportivas nuevas. El tupé bien peinado y esa colonia que tanto me gusta.
Sí, esta noche he quedado con ella, en un bar.
Joder, y media pasadas, siempre llego tarde.
Un par de cervezas por el centro y unas cuantas sonrisas.
Sonrisas en la barra de algún bar. De esas que te quitan el sueño, ya sabes.
Y besos, muchos besos.
Comernos en cualquier rincón de camino a tu casa. Buscarte las cosquillas.
Estabas impaciente, me metías mano en tu portal, el ascensor solo fue el principio.
Te conozco y sé que los besos en el cuello son tu debilidad. Te quito la blusa mientras tú me desabrochas los botones de la camisa.
Me muerdes, tanto que me encanta. Te arranco el sujetador, me bajas los pantalones.
Estás en el sofá, yo en el suelo de rodillas. Me pierdo entre tus piernas.
Estás muy nerviosa, y resoplas varias veces. —No pares, por favor— me dices continuamente.
Mi rincón favorito.
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