Se nos va de las manos esto del amor, cada vez queda menos. Menos para ella. Ella es especial, para nada es como las demás ni mucho menos pretende serlo. Ella es diferente, aunque en el fondo es de lo más normal del mundo. Es la chica que todavía se emociona con un mensaje bonito a las tantas de la madrugada. La chica de los labios rojos y la sonrisa casi perfecta. Esa chica que cualquier martes por la noche, sentada frente a la televisión haciendo como que la presta atención, piensa antes de irse a dormir en sus fracasos. Amorosos, claro. Recordando aquellos años en los que ella era una chica inocente que parecía qué solo sabía acercarse y apostar por capullos de tres al cuarto. Todavía mantiene la esperanza de que algún día, con cualquier excusa barata, aparezca alguien que la haga ir despacio. Más despacio aún.
Ella no tiene prisa, pero sí muchas ganas.
Quizá no sea tan bueno esto de querer.
Te deja tocado.
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