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Mostrando entradas de julio, 2016

Mi mejor canción

Y aquí estás tú, en esta cama de noventa a mi lado haciéndote la dormida, que por cierto, se te da fatal, aunque creas que no me doy cuenta y nunca te lo diga. Te miro y pienso, mientras te acaricio el pelo, que todavía no soy capaz de asimilar la suerte que tengo por estar tumbado aquí contigo. Y lo feliz que soy. Y cuando abres los ojos y sonríes enfadada, te escondes rápidamente boca bajo apoyada sobre la almohada para que no te vea bien la cara, tengo claro que ya no quiero bailar con nadie más. Me invitas a desayunar en tus sábanas de cinco estrellas. El colchón, lo más parecido a un hotel de lujo, siendo tu habitación la suite imperial con vistas al balcón que forma tu pelo al rozar tibiamente el edredón. Y es que a nadie le queda tan bien la cara de recién levantada, un domingo por la mañana.

Un lugar mejor

Y si ella se va, que me lleve. Y si me tengo que ir yo, que se venga conmigo. Ojalá ese destino sea un lugar mejor, un sitio en el que haga mucho calor y en invierno también frío. Pero un frío de verdad, de los que no hay otra opción que estar juntos. Que nunca llueva el fin de semana y que ella sonría siempre las veinticuatro siete. Que a diario, todas las mañanas, entre el Sol por la ventana y por la noche, descubrir que hay una puerta invisible en el techo de la habitación que casi nadie es capaz de ver, directa hacia las estrellas con salida y llegada encima de la almohada. Ojalá aquel lugar sea una nube imperfecta en la que vivir y volar cada vez más alto, cada vez más lejos. Ojalá llegar a un lugar especial, donde no nos haga falta el dinero para sobrevivir a base de besos y cuya única preocupación sea cada día sumar uno más. Y mañana, otra vez igual. Vuelta a empezar.

Fracaso y relación

-16:40, 30 de abril de 2016- Lo he vuelto a intentar, y ha salido mal. Bueno, mejor dicho, la he cagado. Sí, otra vez. Está claro que no sirvo para tener relaciones. Esto no es lo mío. Está visto qué, por mucho que lo intente y corazón que le ponga, no va a salir bien.  Me autoconvenzo de quererlo al cien por cien, de que es ahí realmente donde quiero estar y no.  Para nada quiero eso.  Bueno, igual sí. Igual sí que quiero estar ahí. Porque claro, para algo me estoy intentando convencer de que me tiene que durar una relación. Ya ni siquiera hablemos de que salga bien. Eso ya para la siguiente, de momento que dure. A lo que íbamos, no tendría sentido hacer todo eso, si luego yo resulta que no quiero una relación. Entonces la quiero. Sí. Vale, bien, eso ya lo tenemos claro. Llegados a este punto, teniendo en cuenta y dejando bien claro que nunca he estado en una relación formal ponga lo que ponga de aquí al final del texto, la pregunta es muy sencilla: ¿por q...